El Paraje Natural Torcal de Antequera encierra una de las muestras más impresionantes de paisaje kárstico de toda Europa y, debe su nombre, a las dolinas o torcas, unas curiosas formaciones en forma de depresiones circulares.
Las rocas son aquí una colección de esculturas naturales, algunas con formas familiares, como el Tornillo, declarado Monumento Natural, el Sombrerillo, el Cáliz o el Dado, entre otras muchas que esperan ser definidas por la imaginación y la fantasía de quienes las recorran.
Además este paraje contiene además una rica y variada vegetación con algunas especies exclusivas. En su paisaje, encinas, quejigos, serbales o arces se entremezclan con plantas adaptadas a vivir en las fisuras de las rocas.
Su fauna es rica en aves como el buitre leonado o el búho real, además de en mamíferos como el zorro y la comadreja.
Cerca del Torcal, se halla la ciudad de Antequera. Al localizarse en el centro geográfico de Andalucía, un importante trasiego de culturas ha dejado su impronta en ella. Las murallas de su castillo y sus numerosas torres o conventos sobresalen entre la arquitectura popular, de cubiertas de teja árabe y fachadas de cal.
Vista panorámica sobre el Torcal de Antequera.
LOS DÓLMENES DE ANTEQUERA
Los dólmenes son un tipo de monumento funerario megalítico. Suelen estar formados por enormes losas de piedra verticales que sostienen una horizontal a modo de techo, que recibe el nombre de losa de cobertura. La mayoría de estos monumentos son tumbas colectivas donde se enterraba a los difuntos de los poblados vecinos junto a un discreto ajuar funerario.
La edificación de un dolmen constituía una obra titánica, pues precisaba la participación de cientos de hombres durante mucho tiempo. Cada losa podía llegar a pesar 100 toneladas, que en unas ocasiones se extraían de una cantera vecina y en otras, eran transportadas desde lugares muy lejanos.
¿Quieres saber cómo se construían?
Pincha en el siguiente vídeo
No hay comentarios:
Publicar un comentario