El pasado viernes mis alumnos me tenían preparada una fiesta sorpresa por mi cumpleaños, tuvieron que retrasarla ya que el día 28 estuve mala por una bronquitis. La clase la encontré decorada con globos y para el desayuno habían preparado un fabuloso bizcocho con zumos.
El cumpleaños fue compartido también porque una de mis alumnas, Irene, cumplía el mismo día que yo, ¡qué coincidencia!.
Decir que ese fue el mejor regalo, sentirse querida por tus propios alumnos dice mucho, la enseñanza no solo son conocimientos, son experiencias y vivencias que compartimos día a día, porque al final eso es lo que realmente nos queda.
Muchas gracias a todos por ese gran regalo que me habéis hecho.
Os quiere vuestra maestra Lydia.
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